El t tulo de este libro reclama una aclaraci n a prop sito del t rmino "metaf sica". Emplearemos aqu esta palabra en un doble sentido. El primer sentido es bastante corriente en filosof a, donde por "metaf sica" se entiende la investigaci n de los principios y de las significaciones ltimas. Una metaf sica del sexo ser pues el estudio de lo que, desde un punto de vista absoluto, significan ya los sexos, ya las relaciones basadas sobre los sexos. Una investigaci n semejante cuenta con pocos precedentes.

Pero, en este estudio, el t rmino "metaf sica" ser tomado tambi n en un segundo sentido, relacionado con su etimolog a, ya que, literalmente, "metaf sica" significa la ciencia de lo que va m s all de lo f sico. S lo que aqu ese "m s all de lo f sico" concernir no a conceptos abstractos o a ideas filos ficas, sino a lo que puede resultar, como experiencia no solamente f sica, sino como experiencia transpsicol gica y transfisiol gica, de una doctrina de los estados m ltiples del ser, de una antropolog a que no se detiene, como la de los tiempos m s recientes, en el simple binomio alma-cuerpo, sino que conoce las modalidades "sutiles" e incluso trascendentes de la conciencia humana. Tierra ignota para la mayor a de nuestros contempor neos, un conocimiento de este g nero constituy parte integrante de las disciplinas antiguas y de las tradiciones de los pueblos m s diversos. De ella, extraeremos los puntos de partida para una metaf sica del sexo, tomada en el segundo sentido: como constataci n de todo lo que en la experiencia del sexo y del amor comporta un cambio de nivel de la conciencia ordinaria, "f sica", y a veces inclusive una cierta suspensi n del condicionamiento del Yo individual, y la emergencia moment nea o inserci n de modos de ser de car cter profundo.